jueves, 10 de febrero de 2011

Los comienzos son siempre duros...


Termina un nuevo día que en breve se convertirá en mi noche cuando el
sol caiga tras los acantilados y yo amanezca... Los mecanismos de la vida
estan en marcha de nuevo. Contadores a cero, que nunca es cero, sino una
especie de falso principio precediendo falsos finales llenos de
explosiones de júbilo y gritos de alegría interior cuando sales de la
ducha y percibes que sigues vivo frente al espejo... Los engranajes
volverán a girar sin demasiado sentido una vez más.

Volverá la sucesión de dígitos en mi reloj, la sucesión de la vida.

De Diciembre a febrero... Del pasado en la ignorancia. De la tristeza
que se fue, para regresar al misterio capaz de transformarse un sueño
en decepción, una risa o en dulces lágrimas capturadas de todo aquello
que nos rodea y en cierto modo, vive en nosotros y nos separa al mismo
tiempo. Y es que los mecanismos de la vida nunca paran...

Tan sólo modifican la cadencia de su realidad arrastrándonos hacia fases
similares aunque nunca iguales. Así nos van dibujando como lo que somos,
como lo que queremos ser, como una suma de decisiones correctas,
incorrectase inclasificables...
Giros de suerte y probabilidad que se vuelven en contrao a favor cuando
uno menos se lo espera.

Deseos aplazados, algunas ocasiones perdidas en ríos de palabras vanas...
Solo somos seres reales, con vidas reales marcadas
por falsos calendarios, planillas eternas y sucesiones rutinarias...
Creados y creyentes en principios humanos una y otra vez olvidados por
los hombres... Y mientras, nuestra carne se oxida; mientras la mente se
vuelve lenta y melancólica...


Los mecanismos de la vida tienen la fuerza centrífuga de dos cuerpos
anhelados que tal vez jamás lleguen a rozarse... Palabras acertadas,
que tal vez supongan completos errores de planteamiento, apariencia y
forma de la gente que nos rodea. Y te imagino en tu silencio; te sueño
entre desvaríos inducidos por la conmemoración de la nostalgia, única y
verdadera puerta para nuevas coincidencias que nos de el futuro, si no
buscando un sentido, si pidiendo un poco de tranquilidad, un poco de
vida más allá de las rutinas que acabarán por enloquecernos algún día.
Dos meses... De la ausencia a la presencia, porque se que esta noche
volveré a verte... De la crudeza de lo que fue ayer, y no volverá, a la
incógnita capaz de transformarse en desastre o sedante calma lo que será
mañana. En el horror de una noche más en vela, en un paseo tranquilo
recorriendo las calles vacías de cuerpos aletargados, inconscientes por
el cansancio.

Los mecanismos de la vida; el tiempo es su combustible y nosotros el
material experimental sobre el que desarrollarse. Un marcador con 24
horas escasas se pone a cero en tu cerebro y en mi pensamiento,
ahora que me meto en la cama... Soñaré con la posibilidad de empezar
desde una falsa nada, civilizaciones nuevas desde ese 85% que usamos
de nuestro cerebro, pero no entendemos.

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