jueves, 17 de febrero de 2011

La rosa que colmó el vaso...


Y dicen que el llanto rojo es vino,
que vive espumoso en el cuello de un vaso...

Arreció en rumor renqueante
de clamor del dolor herrado,
más en su vientre encantado,
rompió con sueños las letras;
recojió lévemente su pluma...
Rasgó en mil sus vestiduras
anclando los puños en tierra.

¡Y de la tinta que escribía
brotaban vórtices dorados
que vistieron su tersura!

Parió entre quejidos un poema,
abrupto, lisonjero, de corte recio,
sosegado de rigor en la amargura.
Desdibujado, añil oscuro y seco
lleno de vigor, de ego en flema,
y ardor en flama; fresca felonía
incesante, desairada y silenciosa...

¡Y del amor que suscribía
vivía loco enamorado
encendido en su espesura!.

Y cuentan que el vino rojo fue su llanto
y que murió encerrado en el fondo de un vaso...

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