lunes, 21 de febrero de 2011

Letania al amor tedioso


Y en su partida un escenario, solo uno,
que ni siente, ni come ya, ni deja vida
pues el astío no se alimenta de amores
ni crece solo, con todas las melancolías
que han vestido su pasión de corazones.

Desprendida de la faz de la ternura,

de sorpresa en diamantes enjaulados
nacen saladas sus perlas desbordadas
en haces de la tersura de los gestos.

Perfil de un destino, sueños y locura,

restructura de deseos ya encauzados
entre pasiones nocturnas abrumadas,
retornan viejas manos, viejos besos.

Divagar, cayendo siempre en sus brazos

y a morir entre legajos, miserias sordas
sin espanto, sin drama, ni feria, ni risa,
ni el alma de sus huesos me incomoda,
ni su recuerdo, para el resto de mis días.

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