jueves, 20 de octubre de 2011

7 pasos


Hace ya tiempo que empecé a caminar, pasito a pasito, entre la gente... Despacio, observando cada actitud de esta vida...

En mi viaje conocí a IRA, sentimiento que nace del dolor de la ofensa y atormenta la vida de los hombres, se dedicandose a destruir todo lo que toca. Llega y se arruga en el pecho, arde y grita acongojado, pidiendo a gritos que alguien le de salida... Muchas veces está salida se disfraza de guerra, de locura... Una masacre entre hombres que no se conocen, dirigida por otros hombres que aunque se conocen, no se masacran, generalmente por motivos económicos, políticos o religiosos que nunca pueden justificar por si mismos tanto desatino. Es doloroso entrar en trance por los palos que te dieron... Actitud destructiva que rompe el silencio.

También me crucé con CODICIA, que reside en aquellos que decidieron satisfacen su ansia en poder, autoridad y fama. Un apetito desordenado de la propia excelencia, que hace que todo gire en torno a lo que quieres, no de lo que eres. Hipocresía, ambición, jactancia, altanería, presunción... Las miradas hablan solas, aunque lleven alas... Creerse que has llegado a la meta, cuando en realidad estas a mitad de camino... Guardar mil llaves como un sereno, para así entender que la naturaleza del silencio y del poder, está en decir ó escribir aquello con lo que nadie se pueda ofender.

Visité a PEREZA, en su gran sillón. Jugando a las cartas con el aburrimiento generalizado en la vida, con ese desinterés por buscar una motivación que haga brillar la estrella que nos guía. Entregarse al mal de muchos, al "yo no puedo hacer nada". Soñar todas las noches pero levantarse cansado... La estadística analítica del silencio.

Un día salí de copas con LUJURIA, que disfrazaba de falso amor todo lo que tocaba, una actitud pasiva de díficil elección. Un juego de dulzura y sinceridad para salvar el culo del aguacero, no entendiendo o no queriendo entender que el amor implica un donarse, un darse por el otro. Ocultando el sol las mentiras se propagan, siendo protagonista de una vida subrealista. La belleza del silencio en este caso es importante.

Difícil fue intentar conseguir una sola palabra de AVARICIA, el crimen, no constituido por las riquezas o su posesión, sino por el apego inmoderado a ellas; esa pasión ardiente de adquirir o conservar lo que se posee, que no se detiene ante los medios injustos; esa economía sórdida que guarda los tesoros sin hacer uso de ellos aun para las causas más legítimas; ese afecto desordenado que se tiene a los bienes de la tierra, de donde resulta que todo se refiere a la plata, y no parece que se vive para otra cosa que para adquirirla y acumularla irracionalemente. La riqueza en manos de unos pocos, que someten y condenan a hambre y sed a gran parte de los demás. Tener mucho y querer mas... Ignorancia, intentar tallar una esmeralda con caricias y encadenarse al saber que la belleza del silencio, no estará al amanecer...

Sentarse a la mesa con la GULA, toda una experiencia, una manifestación física de un apetito más profundo y significativo, que consiste en desear ingerir todo el universo. Asimilar, hacer suyo todo lo exterior, reducir todo lo otro a sí mismo. Cada día estas menos sano, pero comes mas... Saciar la necesidad de nutrir cuerpo y mente con todo aquello que no necesitas para alimentarlas, ansia del silencio que en realidad nunca se tiene en la conciencia.

Por último hice una visita a ENVIDIA, que incomoda y angustia a tal grado, que no nos deja reconocer como legítimo el bien o los bienes materiales o morales del otro. Deseamos aquellos bienes a los que nosotros, por nuestra impotencia, no hemos logrado conseguir. De esta manera, este deseo de ver privado al otro de sus bienes, nos puede conducir a procurar por todos los medios, que pierda esos bienes ó hacer ver, con el uso del chismorreo, que aquel no debería poseer lo que posee. La mentira, la traición, la intriga, el oportunismo entre otras se desprenden de esta tristeza frente al bien ajeno y a nuestra propia incapacidad de acceder a tales bienes. Palabras que rompen el silencio de forma masiva e injusta.


Ahora, después de 31 años caminando, puedo afirmar que lo único que aprendí es que el silencio nunca espera al murmullo; de ti depende elevar tu grito ahora que puedes y te aconsejo que no esperes al final del camino... Tal vez, si eres de los que no tiene nada que decir, ya estes muerto...

No hay comentarios:

Publicar un comentario