lunes, 5 de diciembre de 2011

Ética para Alex



Dueño de mis horas, intento discernir permanentemente entre mis obligaciones, lo que supone una costumbre y aquello que puedo determinar como caprichos... Los tres peldaños de mi escalera hacia la libertad, que no es otra cosa que poder afirmar que no eres siervo de tus decisiones.

No podemos sentirnos libres por el mero hecho de que hay ciertas cosas que no elegimos y nos vienen impuestas, si bien, creo que debemos tener conciencia de que aun en las peores circunstancias, siempre tenemos la posibilidad de elegir que hacer o que no hacer, en función de las consecuencias que se deriven de la decisión que afrontemos, que escojamos finalmente.

Por lo tanto, siempre seré yo quien elija que puerta abrir o que camino tomar... Claro está que la vida sería demasiado aburrida y carecería de interés si no se nos impusieran una serie de circunstancias, que nos fuerzan continuamente a elegir. Es ahí cuando aparecen los tres tipos de prioridades que otorgamos a todo lo que nos rodea.

- La obligación nos somete, dado que existe una motivación de primer orden que nos hace creer que es lo más necesario, vital, o que es lo que se debe hacer en ese momento.

- La costumbre es algo que realizamos sin necesidad de pensarlo y que damos por óptimo o necesario y realizamos ya casi de manera automática.

- Y los caprichos, son aquellas cosas que decidimos realizar fuera de una orden o costumbre; simplemente porque nos da la gana.

Sería de tontos pensar que la cultura y la sociedad no inciden en nuestro interior desde bien pequeños, configurando estos tres órdenes y dando diferentes rangos a cada acto que asumimos como propio.

Por lo tanto, la vida es más sencilla de lo que parece; se reduce a una viajar a través del tiempo y el espacio, sometidos a una serie de circunstancias que nos obligarán a escoger, dotando a esos actos electivos de complejidades diferentes en el ámbito de las decisiones que vayamos tomando, influidos por nuestro entorno.

Me ayuda pensar y organizar todo lo que hago dentro de esos tres rangos, dado que me recuerdan en cada momento donde colocar cada uno de mis sentimientos, sensaciones y de los actos que partan como consecuencia de los mismos. De esta manera he sido capaz de entender el por qué de mucho y de nada; hoy puedo afirmar que me siento más libre.

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