miércoles, 2 de noviembre de 2011

Tierra húmeda


Noviembre me trae con cada gota de lluvia un recuerdo. Un pequeño trozo de espejo, de vapor condensado en esta atmósfera extraña que nos ha tocado respirar y que arde en nuestros pulmones, intentando quemar a gritos lo que solo sale de nuestras bocas con el fuego de un susurro. De nada sirve alzar la voz, si no hay nadie dispuesto a escucharte.

Hoy me he vestido de cristal de ventana, jugando a echar humo con la mirada perdida, entre lágrima y lágrima de este cielo gris que llora la noche... Imagino tantos mundos diferentes que ya ninguno que pueda saborear, me parecerá nunca igual a este... Torpe y tosco en razonamientos; indiferente, esperando que cese algo a lo que ni siquiera han puesto nombre, simplemente hay cosas que es mejor no nombrar y la gente lo sabe.

Noviembre ya no se disfraza con flores, ni crea Santos, ni viste alcobas con luces de velas, desde hace ya tiempo... Solo disimula y espera, entre un Octubre desnudo de verano y un Diciembre sin hojas que ya empieza a oler a meláncolía de esa navidad que hace mucho que perdió la ilusión de niño y ganó la melancolía de los que ya no estarán.

Y yo, sigo sintiéndome desnudo aunque no me incomode. Vacío en espirales de esta melancolía extraña y a la vez tan bella que carcome las vigas de mis cimientos poco a poco, sin prisa pero con la pausa suficiente para recrearse en retorcer cada uno de los ténues movimientos que, no sin gran esfuerzo, intento hacer para resistirme a la caída que aventuro, la que me está esperando a la vuelta de la esquina.

No tengo miedo. No es la primera y tantas veces como roce el suelo, tantas veces acaricie el cielo... Los golpes duelen y las nubes también créan tormentas.

Todo se reduce a oscilar peligrosamente por exceso o por defecto en la línea de la eutímia. Algunos lo entendimos a la primera y solo deseamos tocar fondo para impulsarnos luego mucho más alto, aunque la gravedad irremediablemente nos condene de nuevo a caer. Es eso que llaman
"ley de vida" los que la asumen como tal... Yo prefiero denominarlo mi "pequeño big bang", nada creado, ni destruído en mis sueños; mi ausencia de realidad solo se transforma.

No hay dolor sin herida, nada temo... Se que me tengo a mi mismo, tremendamente lúcido en mi locura, y absolutamente borracho de una vida que amo, aunque ella a veces no me corresponda.

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